miércoles, 14 de octubre de 2009
Viva Freud
Me desperté a las ocho. Y este no es un dato menor. Hace meses que vengo abriendo los ojos a las tres de la mañana, a las cinco, a las siete y media otra vez. Hasta que agotada de tanto preocuparme en vez de dormir me levanto.
Mientras preparaba el mate, noté que los suecos que me compré en el barrio chino tienen en la planta unos pequeños bultitos que te masajean cuando caminás. Le convidé yogurt de durazno a Martínez y sonreí viendo cómo se le arruga la nariz rosada mientras sorbe el menjunje. Camino a mi cuarto, me atropelló el olor de unos jazmines que compré hace dos días. Fijé la vista en la azalea del patio y entrecerré los ojos hasta que las paredes se tiñeron de fucsia. Pasó así una mañana como cualquiera, aunque yo sé que no es así. Esta es la mañana en que sin darme cuenta volví a disfrutar.
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6 comentarios:
Qué bien que hace leer algo tan positivo. Bien por vos por disfrutar de las pequeñas cosas.
que lindo personas, me la imagino aunque no la conozca
La rulera la rulea de nuevo!
qué alegría pers!
BIEN POR VOS!!!
para mi una buena mañana es fundamental para estar a pleno el resto del dia.
bien!!!! y yo sigo sin atender el llamado del psico. Debería seguir tu ejemplo.
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