lunes, 2 de noviembre de 2009
Gesto
Me vi obligada a tomar el subte, cosa que nunca hago por una cuestión de súbita claustrofobia e hipersensibilidad a los aromas corporales. Hay que reconocer que el muy práctico viene al pelo para conectar puntos tan dispares como Chacarita y Montserrat, por ejemplo. En eso iba pensando, como tratando de convencerme de no desmayar antes de hacer combinación, cuando noté una chica con un bebé en un cochecito. Me dio un poco de pena el pobre infante sometido a las altas temperaturas y tanta cara de espanto. Como si mi mirada compasiva lo hubiese habilitado a protestar, lanzó un grito agudísimo y se largó a llorar como correspondía. La mamá, lejos de ponerse nerviosa, se inclinó un poco y puso su mano a girar delante de los ojos del bebé. Ese gesto simple, rítmico y circular bastó para que el niñito se calmara y sonriera. Mi punto es que en la vida adulta también existen esos gestos que funcionan como un lugar donde descansar y desconectar por un rato. Y pensé en el disco nuevo de Aristimuño, más Aristimuño que nunca. También él de ritmo sencillo y cero presuntuoso, con el mismo efecto de una mano danzarina.
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3 comentarios:
uhhh yo ando necesitando un gesto ritmico que desacelere mi locura.
ese lindo dibujito por ejemplo
el hecho de pensar o escuchar a aristimuño en algo tan multitudinal y aparatoso como el subte le da pie a tu cabeza de viajar un poco a la tranquilidad de los lugares q el conecta en los temas. Yo suelo escucharlo en el tren tratando de no caer desmayada en medio de la gente jaja
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