miércoles, 6 de julio de 2011
Donde vive la esperanza
El lunes después de que River descendiera (hecho que me hubiese resultado indiferente si no viviera a pasitos de la cancha), me crucé con unas señoras que, supongo, salían de algún curso de repostería. Cada una sostenía, orgullosa, una cajita, un tupper u otro recipiente con su más reciente creación. El común denominador era que cada cajita estaba abierta, dejando ver muñecos de mazapán, princesas de azúcar y otras cosas que no alcancé a pispear. Eran las nueve de la noche, hora de la vuelta al hogar, yo arrastraba el paso, caminando tranquila las 15 cuadras que separan la estación de subte de mi casa. Las señoras caminaban delante mío, con el tranco apurado, intercambiando risitas, mirando de reojo el diseño de una y de otra. Tres se separaron, agitando las manos, todavía sonriendo, enfilaron por caminos diferentes abrazadas a sus cajitas. Dos siguieron conmigo por Crisólogo Larralde. Una de ellas se quejaba: "Esta clase no me gusta tanto... además, estoy cansada, este cuatrimestre fue una porquería, imaginate que estoy haciendo cinco materias, me la paso cocinando todo el día (etc.)". La otra asentía sin emitir sonido, hasta que cansada de escucharla le dijo: "Mirá, esto lo hacés porque te gusta supuestamente, si no te gusta no vayas más. A mí la clase de hoy me encantó, qué se yo, me gustan los diseños de las tortas y los fines de semana aprovecho para practicar, mi marido, contento...". Siguió con su himno al optimismo dos cuadras más. Cuando llegamos al cruce de la vía del tren, nos separamos. Justo antes de que se perdieran alcancé a ver el diseño "resposteril" que llevaba la entusiasta en su cajita, era un corazón de azúcar con el escudo de River, todo chorreado con brillos diversos y una inscripción fundamental: "En las buenas y en las malas".
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4 comentarios:
Qué hermosura cómo describiste algo tan pequeño, si se quiere, y cómo una situación que a cualquier otra persona no le hubiese llamado la atención, a vos sí y hayas compuesto este texto tan agradable de leer!
Gracias, Alicia!
Una genia la señora. Quiero que vaya a mi clase de aquagym.
en la malas mucho más!
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