miércoles, 30 de junio de 2010
martes, 29 de junio de 2010
Paz y amor
Tengo un vago recuerdo del día en que nació mi hermana. Hacía calor y estaba un poco desilusionada porque no era varón y otro tanto asustada por la futura competencia. Hacía bien en temer porque mi hermana era un bebé hermoso, siempre sonriente, nunca un berrinche. Había que eliminarla. Después de un par de intentos fallidos que terminaban siempre con la misma frase: mamá, se me cayó, me di por vencida y la adoré. Mientras que yo era una niñita más bien cobarde en términos de destreza física mi hermana sabía andar a caballo, manejar un auto y practicar todos los deportes a la edad de ocho años, habilidades que mi papá había intentado inculcarme en su momento y que yo desdeñé declarando una incuestionable devoción por la lectura y otras actividades del espíritu. La pura verdad es que no me daba el cuero. A medida que fuimos creciendo se hizo evidente su talento para hacer amigos, va por la vida conquistando gente como con una varita mágica. Yo fui una de sus primeras fans, la sigo desde entonces como un ratón al flautista de Hamelin. Mi hermana es preciosa por donde se la mire, me hace reír como ninguna hierba y cuando estoy con ella soy feliz, tan sencillo como eso.
viernes, 25 de junio de 2010
La felicidad de una cosa que lleva a la otra
martes, 22 de junio de 2010
El imperio de la pelota
lunes, 21 de junio de 2010
Con respecto a la entrada anterior
Loca por la glucosa
viernes, 18 de junio de 2010
Yo, seño! Yo, seño!
jueves, 17 de junio de 2010
Un tip
miércoles, 16 de junio de 2010
martes, 15 de junio de 2010
Grandes frases
Tristicity
Estas tres cosas me llenan de tristeza:
Los balcones cerrados, me angustia ver una hilera de balcones llenos de plantas intercalados con esos cerramientos espantosos que dejan ver tenders y juguetes de niños.
La visión amarillenta de desde la ventana del colectivo de una reunión de consorcio en progreso en un pallier anónimo. Las caras de embole de los vecinos y la sillitas de plástico, me ma-tan.
Las fotografías de comidas suntuosas o no tanto. Los locales con gigantografías de minutas o los álbumes de casamiento con primeros planos de bandejas de frutas que caen en racimos sobre un manso lechón me quitan las ganas de vivir.