Estas tres cosas me llenan de tristeza:
Los balcones cerrados, me angustia ver una hilera de balcones llenos de plantas intercalados con esos cerramientos espantosos que dejan ver tenders y juguetes de niños.
La visión amarillenta de desde la ventana del colectivo de una reunión de consorcio en progreso en un pallier anónimo. Las caras de embole de los vecinos y la sillitas de plástico, me ma-tan.
Las fotografías de comidas suntuosas o no tanto. Los locales con gigantografías de minutas o los álbumes de casamiento con primeros planos de bandejas de frutas que caen en racimos sobre un manso lechón me quitan las ganas de vivir.
1 comentario:
encima esas gigantografías de comida amarillean y deprimen más aun
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