martes, 14 de junio de 2011
Erase and Rewind
Algunas personas mueren por los autos (para mí son todos iguales, mil disculpas a los fierreros), otras no pueden vivir sin salir a comer afuera por lo menos dos veces por semana. Hay quienes invierten su aguinaldo en un par de zapatos (esas personas raras que todavía cobran aguinaldo). Mi perdición son las cremas y demás enseres cosméticos. Me dirán, tal vez, que soy una vanidosa, que no puedo ponerme cuatro cremas diferentes en la cara todos los días de mi vida. Tal vez tengan razón. Pero es algo que tengo incorporado y que no pienso combatir, tampoco hablamos de sacar préstamos para comprarme el último menjunje de Lancome. Lo que me está pasando es que me estoy enojando con la industria cosmetológica. Siento que me mienten vilmente, cual tapa de Clarín. Hasta "combate los primeros signos del envejecimiento" les seguí el juego, aunque el verbo "combatir" me parecía demasiado guerrero para enfrentarse al paso natural del tiempo, en una lucha que de movida está perdida. Ahora directamente existen líneas completas que se denominan ""anti-edad", como si la edad fuera algo posible de erradicar, como si fuese una enfermedad, un gran mal contra el que debemos luchar hasta la muerte. Y como si todo el concepto de anti-edad no fuera suficientemente ridículo ahora comercializan bases de maquillaje que son "borradores del tiempo", o más cómico aún: "rebobinan el tiempo". Mi humilde opinión es la siguiente: dejen al tiempo en paz, no intenten borrar nada de lo que tengo en mi cara como si se tratara de un dibujo animado y por favor no olviden mencionar que los únicos requisitos para envejecer bien son el sentido común y la dignidad (usar pantalla solar, comer bien y hacer ejercicio, también).
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