martes, 10 de julio de 2012

Para vos, médico de guardia

Existe un prejuicio muy masculino alrededor del ciclo menstrual. Es como si algo les impidiera procesar cosas como un dolor de ovarios, el síndrome pre menstrual les resulta más inverosímil que los números del indec y a menudo nos acusan exagerar o directamente inventar. Esto es aceptable para un hombre promedio que nunca tuvo, por supuesto, que lidiar con la retención de líquido, ni con la sensación de tener una obra en construcción en la zona baja de la panza, o las ganas de llorar desconsoladamente porque perdiste una media o nació un koala nuevo en un zoológico de Japón. Lo que no puedo tolerar es que el mismo trato prejuicioso venga de un médico. Un señor que supuestamente se entrenó para tratar personas no puede decirte cosas como "¿cómo sabés lo que te duele es un ovario?" o "Lo que decís que tenés (sic) son síntomas de todas cosas diferentes" y puedo seguir. Al parecer, este pibe, vestido de médico canchero, con un ambo de arlequín, que chequeaba su blackberry mientras yo le hablaba, piensa que una es feliz yendo a una guardia un domingo de sol a las cuatro de la tarde, poniéndose en bolas frente a un desconocido y teniendo que pedir disculpas por atreverse a consultar por un "dolorcito". Decime, Doctor Copado, ¿vos pensás que una mujer viene a una guardia porque quiere que le presten atención y sentirse querida? No, si vengo hasta acá y paso medio domingo rodeada de niños moqueantes y madres malhumoradas es porque algo me preocupa, lo mínimo que podés hacer es mirarme cuando te hablo y eso, ocuparte.