martes, 30 de agosto de 2011

Volvé a terapia, nena


Ayer tuve un día de esos que a grandes rasgos podemos caracterizar como "de mierda". Me pintó el bajón por diferentes motivos (esos que nunca faltan cuando una está firmemente decidida a pasarla mal), pero intuyo que la verdadera razón, la de más peso es que empecé la cuarta temporada de The Wire y ya estoy sufriendo su próxima ausencia.

viernes, 26 de agosto de 2011

No importa lo que pase, los jazmines vuelven a florecer. Felicidad de la más simple.

martes, 23 de agosto de 2011

Definitivamente no es el año del gato

Las películas que más miedo me dan son aquellas en las que mis peores temores se hacen “realidad”. Por eso pude ver sin problemas El cuarto tipo, por ejemplo. Es que los extraterrestres no me generan miedo, más bien curiosidad (aunque los de esta cinta son bastante mal llevados). Las películas con espíritus del más allá sí me asustan. Por alguna razón (probablemente tengan que ver los 12 años de educación católica) el argumento de una película como El exorcista me parece totalmente creíble. Es linda la sensación de alivio cuando una prende la luz y comprueba que efectivamente no aparece la cara de Belcebú en el espejo del baño, ni la cama flota a dos metros del piso. Una cosa muy diferente es irte de viaje deseando que todo se desarrolle en armonía durante esos pocos días y enterarte a la mañana siguiente que tu gato se cayó de la terraza y quedó estaqueado en una reja durante varios minutos. Ahora está bien pero yo estoy como si todos los días me despertara con Linda Blair.

viernes, 19 de agosto de 2011

Hacete amiga del brócoli


Sigue haciendo frío y es fácil olvidar la inminencia de los días de calor y musculosas (algunos fanáticos clavaron ojotas durante los días templados del mes pasado, no comparto). Una de las ventajas de vivir en el Cono Sur, es que tenemos cuatro estaciones bien diferenciadas, que permiten el paso gradual del tapado al sweater y del mismo a la remera, sin generar grandes traumas (aunque los años de destrozar el medio ambiente, aerosol en mano y caño de escape "tuneado" consiguieron borrar bastante las diferencias térmicas entre una y otra estación). Es en septiembre donde una generalmente toma la decisión de alejarse del kiosco y amigarse con la verdulería. Tomé una decisión que me obligará a acelerar el proceso. Voy a bailar en la muestra de fin de año del estudio. Tan solo dos palabras: tutú blanco.

martes, 16 de agosto de 2011

Cuando sea grande quiero vivir acá.


martes, 9 de agosto de 2011

Fan del diccionario

amor.

(Del lat. amor, -ōris).

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.

2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.


¿En qué quedamos? ¿Nos mueve nuestra "propia insuficiencia" u otra persona nos atrae "naturalmente"?

viernes, 5 de agosto de 2011

Haciendo tiempo en el Botánico





Qué lindo es el Botánico, a veces me olvido.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Antidepresivos "naturales" II

Otra opción consiste en salir del trabajo con amigas/os y encaminarse hacia algún bar. La dosis recomendada es de dos Camparis con naranja. Puede extenderse a tres. No se recomienda administrar simultáneamente con clases de danza o la práctica de ningún deporte, para el caso. Aunque sé de buena fuente que la pesca, por ejemplo no es totalmente incompatible con el consumo de vino.

martes, 2 de agosto de 2011

Vacaciones de invierno, no hay



El Mercurio del Botánico intentando un arabesque y Poseidón con brazos en segunda posición.


La semana pasada comentábamos con una amiga lo rápido que parecen pasar los años últimamente. El tiempo es una cosa muy diferente para una nena de siete años que para una de 33. Aparentemente, el mismo se escurriría a la velocidad de la luz entre que una sale de su casa, toma el subte, corre de un trabajo a otro, y se enrosca en todo tipo de actividades propias de la vida adulta. La cuestión es que de un momento a otro nos encontramos en agosto, ya se perfila el fin de año, algunos acelerados planean sus vacaciones, pero sobre todo, abundan los bostezos y las caras de pocos amigos en el transporte público. Qué lindo sería tomarse 15 días para tirarse a leer un libro a la orilla de algún río y volver con la cabeza fresca, ¿no? Bueno, eso no va a suceder. Para mí, el secreto para llegar vivo a fin de año y sobre todo, conservar amistades y afectos, es hacer algo que te haga feliz. Pero tiene que ser algo que te vuelva loca, que funcione como un estupefaciente natural, que por unas horas te aleje de cualquier problema que puedas tener. En mi caso, es la danza. Los días que tengo clase, amanezco con una sonrisa boba y hasta me he despertado haciendo algún paso en la cama. Al día siguiente, la misma sonrisa boba aparece cuando, subiendo una escalera, me tira un músculo que todavía está medio tieso por el esfuerzo del día anterior y recuerdo la música y ese paso que finalmente me salió. Las esculturas de las plazas me recuerdan alguna pose. Salto charcos como si estuviera en un escenario y no me importa si me miran raro. Tal vez lo tuyo sea tocar la guitarra, cantar a grito pelado una canción de los Guns and Roses, o salir a correr enfundada en esas telas mágicas que hacen cosas raras con la transpiración, o leer en voz alta para escuchar cómo suena ese libro que te gusta tanto. Lo que sea, con tal de no volverse un robot.