martes, 2 de febrero de 2010

Porque los sueños, sueños son, pero aquí...

Un ser infernal aparecía en mi casa alrededor de las cinco de la tarde. Justo para el té. Era un tipo común y silvestre, pero con ojos de gato. En realidad los ojos se le ponían de gato solo cuando quería remarcar su entidad maligna, una especie de credencial diabólica. Se sentaba a tomar el té como si nada y me convidaba scones. No me decía nada hasta que yo me daba cuenta de que se había podrido todo porque los ojos de gato eran ya de pantera. Y me seguía por unos pasillos interminables con ese tranco lento pero que igual te alcanza como el de Jason en Martes 13. A mí no me daba miedo, me asustaba más la cara de una vieja que se me aparecía en una sucesión de espejos que había en ese pasillo. Cada tanto me daba vuelta y le decía “Che, sacame a la vieja del espejo”. Pensé que el inconsciente era mucho menos literal.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ajaja! bue ní si mo!!!

soltree dijo...

Casi nigthmare !

clari dijo...

era yiya murano.

Anónimo dijo...

cualquier semejanza con la realidad es pura coINCIDENCIA. GNM