domingo, 16 de mayo de 2010

Salida laboral

¿Verdad que con mi cañita a un costado y todo repantigado sobre la reposera me parezco a cualquier otro pescador en el puerto? La gorra y esta calma aparente terminan de pintar el cuadro. Verán, lo que quiero es que nadie descubra cuál es mi verdadero asunto todas las tardes en este lugar. Mis clientes exigen la más absoluta discreción. Descubrí mi habilidad a los nueve años. Aquella tarde mientras observaba la superficie del río, una brisa me despeinó el flequillo y mientras me quitaba el pelo de la frente con la mano derecha vi saltar sobre el agua a un centelleante dorado. Estuvo suspendido en el aire unos segundos y juro que se elevó a más de dos metros de altura. Enseguida supe que algo estaba por suceder. Esa misma noche mis padres me anunciaron la llegada de la que sería mi hermana Antonia. De la misma forma en que algunos leen el destino en la borra del café o en los rincones de la palma de una mano, yo consigo verlo en los misteriosos movimientos del río. Es bastante sencillo. El interesado elige una fracción de tiempo de quince minutos. Durante ese cuarto de hora me siento con mi caña y observo el río como cualquier pánfilo lo hace cada domingo. La diferencia está en que yo puedo saber si esta persona va a casarse, recibir una mala noticia o mudarse en los próximos meses según la cantidad de camalotes que pasan frente a mí, la aparición de algún remolino en el agua justo frente a mi silla, la manera en que se recorta la sombra de la mosquitada sobre el ocre del agua, etc. Por supuesto no voy a develar mi secreto. A los incrédulos, los desafío a probar. Preguntá por Froilán al 0343714448768.

1 comentario:

chivilboy dijo...

lo llame y me dijo que argentinos juniors iba a salir campeon.