viernes, 30 de mayo de 2008

La interpretación de los sueños


Anoche soñé que entraba a un almacén de barrio y me atendía Lisandro Aristimuño. Me explicaba que tenía que laburar ahí porque no podía vivir de su música. A partir de ahí, varias interpretaciones posibles. La primera y más evidente, estoy totalmente obsesionada con el cantautor en cuestión. La segunda, la inflación se cuela hasta en mis sueños, y así puedo seguir un rato largo con conclusiones cada vez más preocupantes.

Evidencia empírica

Confirmado. Estar enamorada puede llevarte al límite con la idiotez. Sos capaz de afirmar con mucha seriedad y realmente convencida de que significa algo, cosas como: "Él también odia los sugus de menta". A eso generalmente le sigue un suspiro y la absoluta certeza de que este tipo de coincidencias no pueden ser casuales. El mismo recurso funciona con gustos musicales, artísticos, culinarios, etc.


martes, 27 de mayo de 2008

Para tardes de otoño

Entre las pocas cosas cosas que todavía se pueden hacer sin desembolsar un peso, están las visitas al Museo Nacional de Bellas Artes. En el primer piso funciona una sala dedicada al Arte precolombino andino. Es sencillamente increíble. El montaje es impecable. Como buena chiruza, me impactaron los textiles, pero todas las piezas son interesantes. Dénse una vuelta.
(La pieza que aparece en la foto no pertenece a la colección del museo).

Fe

Creo que toda buena persona se merece un Lisandro Aristimuño en la vida.

viernes, 23 de mayo de 2008

Nada de Italpark, por favor


-Cuando era chico mis papás me llevaban mucho a velatorios. Comentó mientras cruzábamos la calle.
-Fui al de Pepe Biondi... ah, y al de Claudio Levrino...
-¡Un mundo de veinte asientos!, grité yo.
Y siguió con la lista de muertos célebres. Nos quedamos callados. Y a mí que me pareció rarísimo que mi abuela me llevara a una calesita a conocer a Carlitos Balá.

martes, 20 de mayo de 2008

Elogio


Existe la creencia de que las mujeres somos envidiosas, que se nos hace casi imposible reconocer virtudes en nuestras congéneres, cegadas por el más primitivo recelo. No estoy de acuerdo y se me ocurre una lista interminable de mujeres elogiables. No necesito caer en ejemplos como Juana Azurduy, Virginia Woolf o Norah Lange. Puedo hablar de Lu. La conocí de una manera curiosa y nada me hacía pensar que cuatro años después la iba a contar entre mis amigas más cercanas. Tal vez sí, esa intuición con la que uno va eligiendo a las personas cuando es grande. Ella tiene una inteligencia filosa, una ironía fina con la que me saca una sonrisa aún en los momentos más irremontables. Creo que lo que más me gusta de ella es que es imposible de encasillar. Es arquitecta, medio artista, fotógrafa, un poco Robin Hood otro poco Kung Fu, lectora fervorosa y tenaz cinéfila. Y por supuesto tiene esa rara cualidad, lugar común de las grandes amistades: es incondicional.

lunes, 19 de mayo de 2008

Las comparaciones son odiosas

Dicen que los 30 de ahora son los 20 de antes. ¿Notaron que los $ 100 de antes son los $ 20 de ahora?