jueves, 16 de septiembre de 2010

El ladrillo de la sumisión

Tal vez peque de optimista pero ayer un obrero me hizo recuperar la fe. Los trabajadores de la construcción rankean altísimo en el puesto de piropeadores. Piropean todo, todas, a toda hora sin importar el tipo de maquinaria pesada que estén manejando. Este señor en particular se enderezó, apoyó el martillo y con la expresión de Bambi en los ojos dijo: "Hermosa, me sueño siendo tuyo". ¿Será que en el inconciente colectivo el machismo va cediendo pequeñísimos espacios? ¿Será que estoy exagerando mi emoción tan solo por no haber escuchado las tan temidas "si te agarro, te hago...", "estás para matarte", "voy a hacerte mía", etc.? Dicho esto, tomó su martillo y siguió trabajando como si nada, soñando tal vez con muchas señoras haciéndolo suyo.

2 comentarios:

Marie dijo...

un poeta suelto entre el cemento y la cal!

Mercadito de barrio dijo...

A mi me caen bien los que me dicen hola o buen día.