lunes, 13 de septiembre de 2010

Mi prima Magda

Los chicos hacen una cosa cuando algo los entusiasma o los pone contentos que me encanta. Ayer alrededor de las cuatro de la tarde escuché el sonido de la puerta del departamento del vecino e inmediatamente sonaron dos voces chillonas que corearon "Fac-tu-ras!, fac-tu-ras!", con una melodía similar a los cantitos de cancha, acentuando la U. En ese momento recordé la seguidilla de "A-la-pla-za!, a-la-pla-za!", "He-la-do, he-la-do" y otros hits. Una de las tantas cosas que me fascinan de Magda, mi prima, una mujer adulta de 32 años, es que ella festeja de la misma manera cada cosa que le encanta, con la particularidad de agregarle un aplauso cortito y seco, coronado con una sonrisa. Ella es una de esas personas que se mueven por la vida con una alegría que les es casi ajena, que va más allá de ellas, que las atraviesa. Por eso y por mucho más, la adoro.

Pd. Además es una profesora increíble de danza y pilates.

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