lunes, 6 de octubre de 2008

Sorpresa

Es curiosa la sorpresa. Vivir situaciones con esa sensación de novedad. Hay algo de infantil en esa capacidad, algo de celebrar lo inesperado en vez de asustarse. Es ese momento de festejo posterior a la sorpresa el que me gusta. Recuerdo el alivio feliz que sentí cuando finalmente sorprendí a mi papá llevándose el pasto que, supuestamente, se comían los camellos todos los seis de enero. Me asombró ver a mi padre envuelto en semejante embuste y a la vez me tranquilizó saber que no había camellos, llegados quién sabe cómo desde Oriente, pastando en el jardín de mi casa. Algo parecido sentí la primera vez que me subí a un avión y comprobé que efectivamente –y gracias a algún principio físico que no pretendo entender– 200 toneladas flotaban en el aire cual torcaza. En ballet me llevé otra sorpresa al comprobar que, después de mucho entrenamiento, podés abrirte completamente de piernas y estirarte sobre el suelo sin que nada se rompa y conservando la motricidad. Lo que me molesta es la falsa sorpresa. Si usted es un señor que se dedica al transporte urbano de pasajeros, si pasa alrededor de 12 horas diarias recorriendo las calles porteñas, si usted es taxista, ¿por qué se asombra cada vez que el tránsito en Libertador está congestionado a las 9 y media de la mañana? ¿Por qué tengo que tolerar los hondos suspiros, los insultos lanzados al vacío, los golpecitos nerviosos sobre el volante, los ¡mirá cómo está esto!!!! De todas maneras, prefiero eso al asombro impostado de un No pensé que te podía caer mal.

6 comentarios:

Clarita dijo...

el otro día me llevé una sorpresa, encontré un colectivero buenaonda y escuchaba un compilado de música muy bueno (para mí): Blondie, The Kinks, T-Rex...

tengo ganas de hacer una recopilación de lugares copantes, unos amigos me recomendaron la villa Ocampo en Beccar, hace poco descubrí un parque enorme en el bajo de belgrano, y así...

saludos!!

Libreta de flores dijo...

Nunca entendí el por qué de la sorpresa de los taxistas en hora pico mantenida en el tiempo.
las sorpresas son bonitas, tienen una pizca de susto que suma a la sensación.

Anónimo dijo...

Sorpresa, esa monja cayó en cana.

Mercadito de barrio dijo...

Clarita, para tu colección de lugares copantes está el parque Micaela Bastidas, lo conocés?

Diego dijo...

Dicen que la capacidad de asombro es algo esencial para poder filosofar. Y yo conocí a unos cuantos taxistas-filósofos. Así que no sé, hay de todo en este mundo.

Personas en la sala dijo...

Clarita:Qué bueno un colectivero escuchando T-Rex!! Villa Ocampo es muy linda, a mí me gusta mucho Parque Lezama. Buenísimo lo de recopilar lugares copantes, esta ciudad está llena.
Librette: es tan cierto lo del susto, está bueno es un susto que afloja.
Anónimo, no sé qué decirte, me suena a título de canción de 2 minutos.
Lu, no conozco el parque Micaela Batidas, es por Puerto Madero? le tengo idea a toda esa zona, hago mal en generalizar, no? es un problema bastante común.
Diego, hay muuuucho taxista filósofo, a mí uno me explicó el materialismo histórico y todo. Rara la explicación, pero pintoresca.