lunes, 25 de mayo de 2009

Quiero tanto a Duville

A riesgo de repetirme, vuelvo con una imagen de Matías Duville. Es que esa casa inestable, flotando en el medio de la nada, c'est moi en este momento. Por suerte, siempre me deja una linterna a mano. Afortunadamente, no todo fue autoflagelación; aproveché el fin de semana largo para leer dos libros divinos: Yo era una niña de siete años y La luz argentina, ambos de César Aira. Muy diferentes entre sí, los dos imperdibles.

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