miércoles, 29 de julio de 2009

Elogio del amigo varón







Toda mi educación transcurrió en colegios de monjas. Lo más cercano a un varón era el kiosquero de enfrente que nos revoleaba bolsas de golosinas por la ventana que luego abonábamos a la hora de la salida. Tampoco tengo hermanos varones y mis primos vivían demasiado lejos. En síntesis, mis relaciones con el sexo opuesto siempre estuvieron teñidas de cierta torpeza, fruto de la falta de práctica, supongo yo. Las cosas no mejoraron durante la adolescencia, siempre el fui el colmo de lo “nena”. Jamás me involucré en partidos de voley en la playa, ni picaditos improvisados durante las vacaciones, ni carreras, ni partidos de truco, todas actividades destinadas principalmente a facilitar el roce. En conclusión: una especie de lisiadita social, siempre abrazada a un libro. Pero todo eso cambió cuando terminé el secundario. Viviendo en Buenos Aires me acerqué a aquellos amigos de la infancia con los que las hormonas y mi timidez habían dificultado la comunicación años atrás. Muchos de mis mejores recuerdos tienen que ver con los hermanitos Wolter, dupla entrerriana que me incorporó a sus actividades durante más de 4 años. No era nada del otro mundo, cine, paseos, guitarreadas, guisos, empanadas, mates en el balcón, mucho fernet y cerveza, etc. Lo que más me conmueve de estos dos es el trato casi de igual a igual. No esperaban que preparara el mate o la comida por ser mujer (además no sabía cocinar ni un huevo) y tampoco se guardaban ningún cuento porque yo estuviera presente. Había una complicidad diferente a la que tengo con mis amigas mujeres. Mi otro gran amigo es Nacho. A Nacho lo heredé de una relación fallida con el hermano. No recuerdo bien cómo nos hicimos amigos pero supongo que fue porque compartimos intereses artísticos, entre otras cosas, y tiene un sentido del humor a veces insufrible que encuentro encantador. Cualquiera de ellos tres está si lo necesito. Ninguno se ofende si me olvido del cumpleaños, si no le elogio el corte de pelo o si no lo llamo para el maldito día del amigo.
En las fotos: mi mamá y su amigo Tuno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

todo lo contrario a una amiga mujer. Que complicadas que somos carancho!

Anónimo dijo...

Notable, que afortunada!

betty dijo...

che, esas fotos son lo mas