viernes, 9 de enero de 2009

En el pelo me faltaba un camalote

Me tomé quince días de vacaciones. Me entregué a la felicidad de hacer nada sin cargo de conciencia. Por eso me llamó la atención notar que, de vuelta en Buenos Aires, seguía cansada. Le eché la culpa al viaje en El Turista. Cuando eso caducó se lo atribuí a las altas temperaturas que azotaban las calles porteñas. También pensé que podía deberse al abuso de la cerveza y otros brebajes. Hoy me levanté por tercera vez con los ojos hinchados. Mientras me miraba al espejo tratando inútilmente de disimular la hinchazón con cuanta base encontré, la vi. Ahí estaba la culpable. Y estaba en toda la cara y sobre los hombros caídos. Sobre el pelo, sorpresivamente lacio, y en las piernas temblorosas. Era ella, la añoranza. A mis perfectas vacaciones les había faltado algo. Estuvieron los regalos en el árbol, las tortas amorosamente preparadas por mi madre, el helado de limón, el Parque Sarmiento, los libros raros, un lapacho gigantesco en el jardín, un pájaro carpintero y hasta el canto de un zorzal. Pero me faltó el Paraná. A esta altura debería saber que es imperativo visitarlo por lo menos una vez al año.

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.

Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!


Juan L. Ortiz
"Fui al río", en El ángel inclinado, 1938

2 comentarios:

lucesazul dijo...

Qué lindo Juan L. Y es verdad lo del río. Ayer me saltó la térmica (literalmente del calor que tenía) y mañana viajo para allá luego de 6 meses de no pisar el río.

Ríoooo, yo soy como el río
este corazón que vuela
y no sabe de fronteras
por donde quiere vaaaaa.

Feliz chamarrita.

Personas en la sala dijo...

Qué bueno Luces!!! qué ganas de meter las patas en el agua y enterrarlas en el barro, jajaj. Qué linda es la palabra "chamarrita".