lunes, 21 de junio de 2010

Con respecto a la entrada anterior

Doce años de educación católica bajo el influjo de monjas más o menos inteligentes (hubo unas que meditaban que me cayeron en gracia) no lograron convencerme de que la gula es un pecado mortal (en realidad no lograron convencerme de nada). Yo la ubiqué siempre más cerca de los veniales, I'm sorry for you, Sor Pilar. El motivo por el cual no consumo la cantidad de Toblerones que mi cuerpo reclama es porque soy más obediente a los designios de mi hígado que a los de mi conciencia.

6 comentarios:

Marie dijo...

y aparte, ¿viste lo que sale un Toblerone?

Marie dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lillí dijo...

Kiosco ya.

Anónimo dijo...

TOBLERONE. . . . . .
UN INSTANTE EN TU BOCA Y PARA SIEMPRE EN TUS CADERAS

Personas en la sala dijo...

Marie, tal cual, siete pesos por cualquier chocolate de kiosco es mucho, pero es EL chocolate.
Lillí, me conformé con un jugo de pomelo y tres termos de mate.
Anónimo, ese dicho suena a sentencia, pero llevo en mis caderas con mucha honra todos tus lemmon pies, la tarta de choclo con masa casera, las lasagnas, el budín galés, el pastel de papa, el gustito de tu tuco, tu puré de papas y todo eso que nunca va a tener el sabor de tu cocina en ningún otro lugar. Aviso que hay lugar para mucho más.

Mercadito de barrio dijo...

jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa sos tan genial