En Entre Ríos la palabra
acceder puede reemplazarse por
pelar,
molestar por
geder y abusar tranquilamente de la locución adverbial “de más” para enfatizar prácticamente todo. Así: “Dejá de
geder con el río, el día está
de más feo, hoy para ir a la playa no te
pelo”. Hay muchísimos ejemplos y no solamente en el Litoral, cada lugar tiene sus preferencias. Cuando llegué a Azul, me llamó la atención que algunas personas dijeran
masitas en vez de
galletitas, me molestó que se refirieran a los
crayones como
ceritas y a los
marcadores como
fibras. Porque hay que admitir que cada uno tiende a defender sus elecciones lingüísticas con cualquier argumento. Nadie dice
jean en lugar de
vaquero porque sí. Hubo una palabra sobre la que no pude decidirme de manera inmediata. Algunos azuleños usan
incordioso para decir
inquieto,
molesto o
incómodo. Me pasa algo extraño con esa palabra, por mucho que intento no me acostumbro. Las primeras veces me pareció un poco ridícula, obsoleta. Ahora me resulta encantador que elijan esa palabra y no otra.
Incordioso se arma con el prefijo de negación
in más
cordis del latín corazón. Me encanta que en una ciudad de hombres recios en camioneta, de llovizna fría y pocas palabras lo que incomode e inquiete sea la falta de corazón. Es así, se puede ser bien cursi sin saberlo.